Cómo servir y conservar un tesoro líquido del Sur de España

La manzanilla de Sanlúcar de Barrameda es un vino único que, cuando se sirve y se conserva correctamente, puede ofrecer una experiencia de sabor excepcional. Este vino, con sus delicadas notas florales y salinas, merece un tratamiento especial para resaltar todo su potencial.

A continuación, daremos todos los consejos sobre la temperatura ideal, cómo servirla y las mejores condiciones de conservación para poder disfrutarla al máximo.

 

  1. La Temperatura Perfecta: Fresca y Delicada

La manzanilla se sirve mejor bien fría, a una temperatura entre 6 y 8 grados Celsius. Esta frescura no solo realza sus notas florales y su característico toque salino, sino que también equilibra su perfil seco y ligero. Servirla a esta temperatura permite apreciar la frescura y elegancia que la diferencian de otros vinos de Jerez.

Para alcanzar esta temperatura, basta con colocar la botella en la nevera unas dos horas antes de servirla. Otra opción es enfriar la botella en una cubitera con agua y hielo por unos 20 minutos si necesitas enfriarla rápidamente. Evita temperaturas demasiado bajas, ya que pueden atenuar los aromas y sabores característicos de la manzanilla.

 

  1. La Copa Ideal: Catavino o Copa de Vino Blanco

La elección de la copa es importante para disfrutar de la manzanilla en toda su expresión. Lo ideal es utilizar una copa tipo catavino, un vaso pequeño de boca estrecha, que concentra los aromas y permite percibir sus notas florales, herbales y salinas de manera intensa. Sin embargo, si no tienes catavino a mano, una copa de vino blanco de tamaño medio también es una excelente alternativa.

A la hora de servir, llena solo una tercera parte de la copa para que el vino tenga espacio y puedas disfrutar de sus aromas en su máxima expresión. Este detalle permite que el vino mantenga su frescura en cada sorbo.

 

 

  1. Conservación de la Manzanilla: Fresca y sin Exposición a la Luz

Al igual que otros vinos finos, la manzanilla es delicada y sensible al oxígeno y la luz. Para conservar una botella de manzanilla sin abrir, mantenla en un lugar fresco y oscuro, lejos de fuentes de luz y calor. Un espacio en una despensa a temperatura constante, entre 10 y 15 grados Celsius, es perfecto.

Una vez abierta, la manzanilla empieza a perder sus propiedades con el tiempo, ya que es un vino que no mejora con la oxidación. Se recomienda consumir la botella abierta en un plazo de 3 a 5 días para disfrutar de su frescura y carácter en su mejor punto. Si no la consumes en el momento, guarda la botella bien cerrada en la nevera para mantener su frescura, pero recuerda que sus notas características pueden atenuarse con el tiempo.

 

  1. ¿Se Puede Envejecer la Manzanilla? No, ¡Disfrútala Joven!

A diferencia de otros vinos, la manzanilla no está pensada para envejecer en botella. Este vino, fresco y seco, se elabora para consumirse en su juventud, cuando sus notas florales y salinas están en su punto óptimo. Aunque algunas variedades como las manzanillas pasadas tienen una crianza más prolongada y son más complejas, en general, es preferible beber la manzanilla poco después de su embotellado.

Si quieres una manzanilla con mayor complejidad, puedes optar por una manzanilla pasada o una edición especial, que han tenido un tiempo de crianza mayor en bodega y presentan notas más intensas. Pero, en términos generales, lo ideal es disfrutarla joven y en su frescura original.

 

  1. Un Último Consejo: Evita el Calor y Sirve en el Momento Justo

La manzanilla es muy sensible al calor y al aire. Evita dejar la botella al sol o en lugares cálidos, incluso si está cerrada, ya que el calor puede acelerar la oxidación y afectar su sabor. Además, trata de servirla y consumirla en el momento adecuado; una vez servida en la copa, disfrútala en sorbos pausados para captar cada detalle.

Otras noticias