Cultura / Sevilla

La Manzanilla es sanluqueña de cuna y sevillana de adopción. La ciudad de Sevilla es históricamente el mercado principal de la Manzanilla, considerada el vino de Sevilla por excelencia.

Pero… ¿De dónde proviene esta larga historia de amor?
Pues del mismo lazo que unió muchos siglos atrás las ciudades de Sanlúcar de Barrameda y Sevilla: el comercio a través del río Guadalquivir.

El descubrimiento del Nuevo Mundo situó a Sanlúcar como puerto de referencia -fue el punto de partida de la primera circunnavegación-, llevando a la ciudad a su máximo esplendor económico. Al mismo tiempo, Sevilla disputaba a Cádiz ser el puerto de enlace entre Europa y Las Indias y encontró en el río y en la ciudad de Sanlúcar su necesaria salida al mar. Así, durante la Edad Media la ciudad pasó a ser parte del Reino de Sevilla, tras lo cual las relaciones entre América y Sevilla no pararon de intensificarse y Sanlúcar era el punto de conexión entre ambos continentes.

El vino por aquel entonces era un elemento indispensable en las travesías, no solo como mercancía comercial, sino como alimento indispensable para la tripulación. Las botas de vino se cargaban en los barcos rumbo al nuevo mundo y algunas de ellas venían de vuelta conteniendo un vino aún mejor que el que partió, pues el tiempo, la brisa y la sal los devolvían con una madurez especial. Eran los famosos “vinos de ida y vuelta” que acaban su periplo en el puerto de Sevilla, para satisfacción y disfrute de locales y visitantes.

Así, el público sevillano se fue aficionando a unos vinos sanluqueños que, con el paso de los siglos, continuarían remontando el río con destino a las casas y tabernas de la ciudad. El vino se embarcaba en Sanlúcar y se trasladaba río arriba con la marea de la tarde. Su popularidad llegó hasta un punto tal que hay escritos que atestiguan que en la Sevilla de finales del siglo XIX y primera mitad del XX por las madrugadas todo el casco urbano olía a Manzanilla.

Este vínculo, lejos de romperse, se ha estrechado con el tiempo. De hecho, la primavera hispalense representa el pico más alto de consumo anual de Manzanilla y los sevillanos se siguen viendo envueltos por su aroma con tan solo pisar el Real de la Feria de Abril.

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Lugares y propuestas

Cuando Sevilla se viste de farolillos, el olor a Manzanilla inunda sus calles. Sin embargo, no es necesario esperar a La Feria de Abril para disfrutar de la Manzanilla en la capital andaluza, y mucho menos si es acompañada de algunas de sus mejores tapas.

En una ciudad de tan rebosante cultura, la gastronomía no es para menos, y es que, ante tanta oferta y variedad, son muchos los lugares imprescindibles para quienes disfrutamos del buen tapeo Manzanilla en mano. Conoce las especialidades que dan a Sevilla ese sabor especial y que nos proponen algunas de sus barras más emblemáticas.

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