Un poema divino que en la sal y el sol se baña
Manuel Machado
En la complejidad y la riqueza de sus contradicciones la Manzanilla encuentra esa personalidad inigualable.
En la complejidad y la riqueza de sus contradicciones la Manzanilla encuentra esa personalidad inigualable.
Seguro que ya conoces la Manzanilla y que has compartido con ella grandes momentos.
Pero ¿sabes qué la hace tan especial? ¿Por qué es un vino diferente a los demás?
Acompáñanos. Te descubriremos sus secretos
La ciudad de Sevilla es históricamente el mercado principal de la Manzanilla. La primavera hispalense representa su pico más alto de consumo anual. Este vínculo entre Sevilla y Sanlúcar se remonta siglos atrás y tiene su origen en el comercio a través del río Guadalquivir. El vino se embarcaba en Sanlúcar y se trasladaba por el río con la marea de la tarde hasta Sevilla. Hay escritos que atestiguan que en la Sevilla de finales del siglo XIX y primera mitad del XX por las madrugadas todo el casco urbano olía a Manzanilla.
La mejor vasija para criar Manzanilla es la bota de roble americano, cuanto más vieja y usada, mejor. En Sanlúcar se pueden encontrar en uso muchas botas de más de un siglo de antigüedad, que han permanecido en el mismo lugar desde el establecimiento de las bodegas.
Las botas se disponen en filas o andanas para la crianza del vino mediante el tradicional sistema de solera y criaderas –o clases, como se conoce a las criaderas en Sanlúcar-.